Mis historias de inmigrante… I

Posted on 07/10/2009

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Voy a contar un par de historias que vivi por ser inmigrante, que no es lo mismo que por mi inmigración. La mayoría de ellas son negativas si se quieren, todas con final feliz y sin rencores…

La segurida social de mi esposa:

Cuando mi esposa quedó embarazada no tenía papeles, la burocracia estatal hizo que dos años después de haber llegado a España ( un poco más de dos años) ella siguiera como inmigrante ilegal. En todos lados nos decían lo mismo, » a ella no la van a echar por que está casada con un español»… yo si tenía los pepeles en regla.

Después del test de embarazo fue a pedir turno con un médico y por no tener papeles le dieron turno para Agosto, esto no significaba mucho,  si no fuera por el detalle que estábamos en febrero.  Es decir, ante la sospecha de tener un hijo en la panza la iban a anteder por primera vez cuando habían pasado 7 meses. De ser ciertas nuestras sospechas ya no necesitabamos un médico que la confirmara a esa altura.

Dimos vueltas por todos lados tratando de conseguir la cobertura médica para ella, la respuesta más común era » tranquila, te van a antender cuando vayas a parir…», ¿ Y antes?… (cara de no podemos hacer nada)

Una tarde, entre desesperados y aburridos, fuimos a un edificio de la seguridad social en la calle Santa Teresa si mal no recuerdo.  Mi esposa temblaba y lagrimeaba a la espera de una nueva negativa gubernamental, yo trataba de hacerme el valiente con cara de «no pasa nada».

Mirábamos las caras de los empleados tratando de descifrar cual nos convenía, imaginábamos por la cara cual era el más humano de todos. Nos atendió un hombre (muy homosexual él) y cuando empezamos  a  contar el problema nos interrumpió a la tercera palabra y dijo: » Nada, la constitución dice que la salud es para todos… y es para todos!».

Salimos del edificio en 5 minutos con un carnet de seguridad social «definitivo» y sin entender nada… la pesadilla de casi un mes se convirtió en un dulce sueño.

El policía de tránsito:

En Oviedo me había comprado una camioneta, un Renault Traffic con la que trabajé haciendo reparto. Un tarde, cargando mercadería en una zona prohibida después de las 10 de la mañana se me acerca un policia en moto:

– ¿Usted no sabe que no puede cargar acá a esta hora?.

– Yo si… pero a mi jefe no le importa, y me manda igual… total él no paga la multa.

– Termine de cargar eso y salga.

– Gracias.

El policía y yo nos conocíamos, en Oviedo todos los policías conocen a los repartidores y ellos se hacen los duros, pero son permisivos… a no ser que uno haga una burrada muy grande no te multan. Es la verdad.

Campoamor

Yo estaba en la calle Campoamor y tenía que salir por Manuel Pedregal, no había más opciones.  Cargamos el último mueble y cuando vamos por Pedregal hacia Fray Ceferino el mismo policia me vuelve a detener.

– Disculpe… Usted no es de acá.

– No señor, soy argentino…

– Y tiene papeles…

– Si señor…

– ¿ Me los puede mostrar?

– No, si no me explica el motivo, no… por que usted me paró allá atrás y no me los pidió, y ahora me los pide por que no soy de acá. Es decir, allá me los podía haber pedido por infractor, y no lo hizo, ahora me los está pidiendo por inmigrante… y no me gusta.

– Eh… no disculpe, no quise ofenderlo.

– No me ofende, solo que no me parece justo lo que hace. Pero hagamos una cosa, yo le doy los papeles y me olvido del tema como usted se olvidó de mi infracción…

Yo sabía que no podía negarme a mostrarlos aunque tenía «cierta razón» en mi planteo, sabía que no podía llevarme mal con él… eso hubiera significado perder la batalla a largo plazo… ellos siempre nos perdonaban las multas.

Una tarde en Carrefour…

Como un día más fui al Carrefour del centro comercial Los Prados a comprar las cosas para cenar, nada del otro mundo, y lo que iba a ser un viaje de 30 minutos ida y vuelta terminó en un espectáculo…

Después de comprar me acerco a la caja y cuando voy a pagar le doy a la cajera la tarjeta de débito y mi cedula de identidad argentina, no fue voluntario el error… simplemente la agarré por tenerla en la billetera.

– Esto no me sirve!… (dijo la cajera mientras tiraba de mala gana mi tarjeta y mi cédula)

– ¿Disculpame?

– Esto no me sirve… Seguridad!…

– …………… ( no sabia que decir)

– Usted no puede pagar con esto…. (señalando mi cédula de identidad)

– Vamos a ver, con ese «documento» porque te guste o no es un «documento» a mi en el banco me abrieron una cuenta bancaria y me dieron la tarjeta de dédito que vos tiraste… asi que si no te gusta vas y hablás con el gerente del banco, no conmigo.

– Yo no voy a hablar nada… el señor no puede comprar ( le dice a los dos de seguridad que estaban en la punta de la caja)

– Vamos a ver ¿ Vos trabajás para Carrefour o para inmigraciones?. A mi me abrieron una cuenta con esa documentación y yo puedo pagar con esa documentación… si ese documento sirve para que yo ponga mi plata en el banco sirve para que la pueda sacar cuando quieras… no me jodas!.

Este fue mi primer error, a esta altura yo no sabía que joder era un insulto en España y cuando el de seguridad me pidió que lo acompañara me negué… Y la discusión siguió ellos que no y yo que si… y mucha gente mirando el espectáculo gratuito.

A los 10 minutos del dale que dale, llegaron los municipales:

– Que sucede…

– Nada que yo quiero pagar y ella no me quiere cobrar… se ve que trabaja para inmigraciones… aunque el sueldo se lo deposite carrefour.

– Ese documento no me sirve… (Gritaba la cajera)

– Señor ¿ No tiene otra documentación?

– Si… (dije mientras sacaba mi DNI español)

– Es que… es que… ( tartamudeaba la cajera mientras miraba a los de seguridad)

– Es que nada!… vos nunca me preguntaste si tenía otro documento.. ni ellos (por los de seguridad), te pusiste a gritar y a amenazar… ¿Sabés por que hice todo esto?… por que vos a mi no me podías hacer nada, en cambio, se lo haces a un inmigrante ilegal y lo mandás preso… por eso lo hice…

Apenas terminé de hablar el policia dijo: «La próxima vez que haga esto la que va presa es usted, por discriminación»… me preguntó si quería hacer alguna denuncia, a lo que me negué…

Pagué y me fui para casa… se me hacía tarde para hacer la cena.

Mañana sigo con mis historias en Oviedo… por hoy ya es suficiente.

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